Hoy viene a ser como la cuarta vez que espero desde que sé que no vendrás más nunca. He vuelto a ser aquel cantar del aguacero que hizo casi legal su abrazo en tu cintura.
Tras acabar con mi rutina de café y tostadas, me dirigí al desván a buscar un álbum de fotos de mi infancia. Quería darle una sopresa a mi madre por su cumpleaños. ¡Dios! ¿Cómo era posible que tuviese tantas cajas? Y eso que ya hacía un mes que me había mudado... Armada con un pequeño cuchillo, abrí en las que creía que podía estar. Encontré algunos peluches, objetos y recuerdos de cuando todavía vivía con mis padres. Pero algo captó toda mi atención: un sobre, grande, desgastado, olvidado. El corazón se me llenó de recuerdos. ¿Cómo era posible...? Me senté en el suelo. Las piernas no respondían a las órdenes de mi cerebro.
Y tú apareces en mi ventana, suave y pequeña, con alas blancas. Yo ni respiro para que duermas y no te vayas.
Lo abrí con cautela, quizás con miedo de lo que sé que encontraría ahí, o puede que sea porque me aterrase la idea de que su contenido se hubiese marchado de ahí como él una vez lo hizo. De su interior, brotaron miles de mariposas grises. Sin que me diese cuenta, el ambiente adquirió el aroma de su cuerpo, de nuestra historia. ¡Mierda! ¿Y de dónde habían salido esas ganas de llorar? Tuve que respirar hondo varias veces. Con una valentía recién adquirida, cerré los ojos y metí la mano. Saqué un papel tan pequeño pero tan cargado de significado como un beso. Y leí: Eres tú, mi todo y mi nada...
Que maneras más curiosas de recordar tiene uno, que maneras más curiosas: hoy recuerdo mariposas que ayer sólo fueron humo, mariposas, mariposas que emergieron de lo oscuro bailarinas, silenciosas.
Tu tiempo es ahora una mariposa, navecita blanca, delgada, nerviosa. Siglos atrás inundaron un segundo debajo del cielo, encima del mundo.
Así eras tú en aquellas tardes divertidas, así eras tú de furibunda compañera. Eras como esos días en que eres la vida y todo lo que tocas se hace primavera. Ay, mariposa, tú eres el alma de los guerreros que aman y cantan, y eres el nuevo ser que se asoma por mi garganta.
Que maneras más curiosas de recordar tiene uno, que maneras más curiosas: hoy recuerdo mariposas que ayer sólo fueron humo, mariposas, mariposas que emergieron de lo oscuro bailarinas, silenciosas.
-Te amo –le dijo ella mientras se encontraba entre sus brazos.
-Y yo también, tanto... –le respondió.
Cambié de canal corriendo. No había sido una buena idea. ¿Y el telediario? Eso no me animaría mucho, pero sí haría que pensase en otra cosa. Tinerfeños, hemos de sentirnos orgullosos porque ha venido el Ballet Imperial Ruso a nuestro Auditorio de Santa Cruz.... ¡No, no, no, no! ¡Pero bueno! ¿Es que la televisión hizo un complot contra mí o qué? ¡Un documental! Eso sí que no le hace daño a nadie. Más animada, puse el canal de los documentales, pero no me duró mucho, porque el episodio que estaban dando era sobre los tipos de mariposas.
Respiré hondo. Un día de pura nostalgia lo puede tener cualquiera ¿no?
Tu tiempo es ahora una mariposa, navecita blanca, delgada, nerviosa. Siglos atrás inundaron un segundodebajo del cielo, encima del mundo.
Ya no tenía nada a lo que aferrarme. Con la angustia poblándome el cuerpo, empecé a dar vueltas por la casa. Mi cerebro llegó a la conclusión de que ya me había hecho madura, y que, como la adulta que era, podía perfectamente llamar a tu teléfono y mantener una conversación perfectamente. Podría empezar diciendo algo así como: Ey, que estaba buscando entre las cosas del desván y ¿a que no adivinas qué encontré? ¡Já, el sobre!
No. Mejor algo así como: Hacía tiempo que quería llamarte, y hoy he estado mucho tiempo pensando en ti y me preguntaba si… Decidida, cogí el teléfono y marqué los primeros dígitos de tu número –rezando porque siguieras teniendo el mismo.
De repente, sonó el timbre.
Haciendo una mueca, le dí a colgar, ya sabía yo que no era una buena idea…
Suspiré.
Metida en mis cavilaciones, abrí la puerta. Y esta vez, el Hado se estaba riendo de mí en todos los sentidos. Como una ilusión en un desierto, estabas TÚ delante de mí. Sonreías de un modo tímido. Te analicé de arriba abajo. Seguías siendo el mismo de siempre –o por lo menos en apariencia externa. ¿Qué hacías tú…? Pero mis pensamientos fueron interrumpidos por el revolotear de mariposas –las que antes habían salido del sobre- por la puerta. Ya no eran grises. Ahora eran de miles de colores.
Mis ojos se rebosaron de preguntas. Tú sólo atinaste a decir:
-Vaya, no me esperé que todavía siguieras llevando la pulsera…
Tu voz seguía siendo la de siempre.
¿Sería posible qué…?
-¿Puedo pasar? Me preguntaste cortésmente, con la esperanza como ojos.
Yo sólo atiné a retirarme un poco para pudieras entrar. Y cuando lo hiciste, pareció como si esos cinco años sólo hubiesen sido un día y nada hubiera cambiado entre nosotros.
P.D. Puede que muchas cosas del relato no las entiendan, pero es que fueron palabras dedicadas a él...
9 comentarios:
Bueno pero el que estén todavía juntos, te brinda un tiempo que puede ser aprovechado para reencaminar las cosas. Un beso y buena suerte!!
mariposas azules...
Quizás todo se arregle y volvais a estar juntos... Un beso. =)
Simplemente (L)
Las palabras se entienden perfectamente...y tambien lo que quieres trasmitir con ellas...
la imagen de las mariposas azules tambien la tengo guardada...
me parece como un milagrod e la naturaleza...
dichoso aquel que se encontro con esa maravilla delante de sus ojos..
no te parece?..
saludos..¡¡
Bff que preciosidad de texto. Me has echo recordar a mi él. Porqué todos nuestros él se van?
Ojala esos cinco años hubieran sido un día, él no hubiera mandado ese sobre, las mariposas no se hubieran teñido de gris y tú no te hubieras quitado la pulsera.
Ahora la que se inclina soy yo. ¡Me encantas!
:)
Maravillosamente maravilloso.... tienes el "don" de hacer creer a todo el mundo que ya no estamos juntos =/ tus palabras parecen tan reales....
Sabes que realmente siento muchísimo no dejar mi aroma en tu blog, no tanto como me gustaría pero también tienes el "don" de bloquear mis dedos con tus relatos, y de eso por lo visto no eres del todo conciente.
Tengo que admitir una cosa... ese halo de tristeza y/o melancolía que tienen tus escritos, ese que a veces me hace comerme tanto la cabeza y otras veces hace que me den ganas de coger un taxi de madrugada, me vuelve loco.
http://www.youtube.com/watch?v=BQ2U7_5TIYo
¿Recuerdas?
S'agapo(L)
vaya... lo siento, de verdad u.u
se gte echa de menos por bienvenidos al siglo XXI
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