28/3/09


Despojada de toda vergüenza, Venus Desnuda se pierde en su cuerpo.
Ella busca. Ella encuentra. Y él gime.
Su única vestimenta es su desnudez. Tiene el poder en sus manos, en su carnosa boca, en su sexo expectante.
Él le dice que su cuerpo es celestial.
Venus Desnuda succiona con más ímpetu.
Suspira al notar los dedos de su amante en su interior.
Sólo desea llenarse de él completamente.
Él la tumba en la cama. Ella cierra los ojos. Él juega con su lengua. Ella tiembla.
Su piel se fragmenta en caricias.
Pide más.
Él se lo da, la llena de sí.
En cada embestida le entrega un poquito de ella.
Siente que el éxtasis está cada vez más cerca. Y no sólo el suyo.
Los movimientos se intensas, los gemidos se entrecortan, los cuerpos se tensan, el mundo se para.
Se deja llevar un segundo antes que él.
Muere para renacer de nuevo en sus brazos.
Y –fundidos- se deshacen en orgasmos.

1 comentario:

SuperNadie dijo...

Hacer el amor con el, en cualquier sitio que quiera albergar a dos amantes furtivos, empezando por el cuello y ir bajando, acabar haciéndolo a cuatro patas mientras le araño la espalda y los costados, que todo sea sudoroso, pasional, casi animal... que nos vayamos susurrando todo lo que en ese momento sentimos... y que él me eyacule en la boca como final del espectáculo.

Je... que recuerdos...