Con el cuerpo agitado todavía tras hacer el amor, me abracé a ti con tanta fuerza que parecía que quería meterme dentro de ti y no salir jamás. Cogiste la sábana y nos tapaste, luego, cerraste los ojos para que el sueño te venciese más rápido. Yo, en cambio, no podía dormirme tan fácilmente, y menos con los pensamientos que en estos momentos pasaban por mi corazón. No eras capaz de imaginar cuánto te entregaba en cada acto sexual. Ni cuánto te ofrecía en una mirada, en un beso, en una caricia, en una sonrisa. Era mi decisión el quedarme a tu lado con la esperanza de que te enamorases de mí, mientras yo, te regalaba todo el amor del universo. Yo te daba amor, tú me dabas cariño. Yo te hacía el amor, tú me follabas. Así eran las cosas por mucho que me gustaría cambiarlas. Me pegué más todavía a tu cuerpo marmóreo. En contaste con tu gélida piel, se encontraba la mía, tan cálida por tu contacto y los sentimientos que tenía hacia ti, tan llena de historias como secretos para contarte. Levanté un poco la cabeza y te sentí distante. Como si estuvieras a cientos de kilómetros de distancia. Te di un suave beso en esos labios de nieve. Se esfumó como si de niebla se tratase. Como si así pudiera aliviar algo, te tapé aún más. Quizás así cogerías más calor.
Pero, ¿qué me quedaba? Nadie me había obligado a quedarme en este Reino Polar. Yo tampoco lo había escogido, el culpable de todo era mi corazón. Y por mucho que quisiera, contra él no podía luchar. Esbocé una sonrisa taciturna. Con cada gesto de rechazo que me ofrecías, a mis ojos se les secaba la esperanza poco a poco.
Siempre pensé que mi fuego derretiría a tu hielo y que nunca, jamás de los jamases, iba yo a volverme piedra. Pero me estoy dando cuenta, de que el hielo convierte al fuego en cenizas.
2 comentarios:
Precioso (L)
Simplemente fascinante (L)
Pero, tú sabes, que actualmente no existe tal reino polar, solo un reino donde las caricias, el amor y la felicidad te desbordan con una suave melodía... :P
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