27/7/09

Cuando dos... son uno.

Desvestida de toda cordura, ella movió la cadera mientras la lengua de él creaba ríos de placer en los que ella se hundía cada vez más profundamente. Necesitaba que él calmase la borrasca de su cuerpo, y como si estuviera oyendo sus ruegos, se tumbó encima suyo. Entró en su interior. Dios comienzo la lucha de dos cuerpos, de dos almas por calmar esa tormenta de pasión que anidaba en su piel. Con cada embestida, ella se derramaba un poquito más en él. Con cada gemido, él se adentraba un poquito más en sus abismos. Ella suspiró su nombre y él aumentó la intesidad de sus movimientos. Eran gemidos, arañazos, sudor, mordiscos, susurros, piel, vaivenes, fusión... eran puro amor en una reacción química inestable que pronto explotaría. Ella volvió a gemir su nombre. Y otra vez. Y otra, y otra, y otra... Hasta que por una milésima de segundo, todo se detuvo -hasta el aire de fuera- y de repente, estalló en miles de mariposas de colores. Se deshizo en espasmos mientras ese primer orgasmo la electrificaba entera. Él la siguió perdiéndose con ella en un mundo sólo para ellos. Derrotado, se dejó caer sobre su cuerpo aún tembloroso. Unieron sus labios susurrándose esas palabras que sólo sus corazones escuchaban. Ingrávida, ella sonreía. Y tenía la sonrisa despeinada por los besos. Él no paraba de observa la quietud en la que estaba envuelta. Se abrazaron y reposaron en ese cielo que sólo era para ellos. Y le prometieron a las sábanas que volverían a amarse una vez más -o puede que un millón de veces más.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito n.n

Visago dijo...

Me gustó muchísimo

PASATE POR MI BLOG PORQ CREO Q TENEMOS LAS MIASMAS ONDAS :o

AWW, ERES BUENA.=D

Claudia Hale. dijo...

Bff, qué increíble el texto, de verdad.
Me encanta como eres capaz de plasmar los sentimientos con tanta facilidad :)
Un beso!