Ni siquiera pido que se lo lean.
En el pasado, prometí muchas cosas para este día. Hoy, no puedo cumplirlas porque este presente no es lo que tantas veces soñamos y la palabra futuro se nos queda demasiado grande. Cuando todo ocurrió, volví a prometer muchas cosas para este día jueves. Me obligué a no llorar, por ejemplo. Y mírame ahora: ahogada por las lágrimas y los recuerdos… Recuerdo un hotel, un Puerto de la Cruz, besos, calor, te amos, un anillo, una cama de matrimonio, incontables caricias, dos shishas, varios paseos, un cuadro y un parasiempre. También, me dije a mí misma que si recordaba, que fueran todas las sonrisas que me sacaste pero nunca imaginé lo que dolía cada una ahora que no eres tú quien me hace sonreír. Intenté hacerle caso a la frase ‘’sonríe porque sucedió’’ pero todo está demasiado latente como para hacerme reír.
No te confundas, por favor. El amor que sentía por ti hace mucho que me abandonó, solo quedan vestigios de lo que fue y un cariño infinito hacia ti. El tiempo me ayudó a aprender a imaginar un futuro sin ti. Pero de repente, llega ese día que te recuerda lo feliz que fuiste y lo feliz que serías en estos instantes si hubiéramos escogido el mismo camino. Y hace que me vuelva vulnerable, como si cualquier 23 pudiera destruirme.
Debí haberlo imaginado… ya lo vaticinaron mis sueños. Dos pesadillas en las que me desperté gritando y desgarrando la calma que habitaba en la casa. Debí haberme dado cuenta de que el optimismo con el que me desperté no era nada, solo la calma que precede a la tormenta. He cerrado los ojos con fuerza deseando que al abrirlos sea viernes… Pero la vida no me concede ese privilegio y todavía tengo que cargar a mi espalda un montón de horas de este jueves.
Si alguien me hubiera dicho hace meses que hoy iba a estar así, no le hubiera creído. Pero las cosas pasan y soy de las que opinan que todo es por una razón. Pero busco y busco y no hallo razones para descifrar por qué estoy tendida en la cama, llorando. Y aquí es donde aparece la esperanza y me susurra que me tengo que dar más tiempo, que las cosas no se consiguen de un día para otro, por mucho que lo deseemos. Y esto hace que me sienta titánica… aunque a veces titubee y acabe encogida en un lado de la cama.
Y tras todo esto, me despido. No porque el dolor me impida ver con claridad sino porque le he dedicado demasiado tiempo a estar mal y ya es hora de que planifique muchas sonrisas para este día. Quien no lo intenta, no lo consigue.
Sé que quedan muchas horas para que finalice el día pero nunca pude luchar contra el tiempo y esta vez, menos. Solo me queda desearte un buen jueves y que te entristezcas lo menos posible, que nunca me gustó verte triste.
Lo siento, tenía que hacerlo… no por ti, ni por mí, sino por nuestra historia.
2 comentarios:
Solo puedo darte ánimos y decir que tarde o temprano se acaba pasando, algún día dejarán de afectarte los 23.
Un Beso y un abrazo :)
Aw! Muchos ánimos. Tu historia me conmovió muchísimo. Ahora eres más fuerte. Todos pasamos alguna vez por algo así :(
El cuadro es muy apropiado!
Muchas gracias por tu comentario. Besos.
La chica del infinito <3!
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